No soy una Barbie, ni falta que hace.

María Abad
3 min readDec 30, 2023

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Soy una mujer blanca, con estudios, española, cis hetero, normativa o como dicen en la película más taquillera del año, “Barbie”, en un guion escrito por Noah Baumbauch junto a su esposa, la directora Greta Gerwing, “estereotípica”. Hasta en lo de rubia han acertado, y a pesar de todo eso, en algún momento de mi vida me he sentido mal porque me han excluido del grupo de las populares, las “queen bee” de las películas americanas, del grupo de las “Chicas Malas”.

Mientras en la película de “Barbie” nos encontrábamos con un mundo maravilloso pintado de rosa que incluso terminó con las existencias en Estados Unidos de la pintura de ese color llamado, por supuesto, rosa Barbie, el mundo real lloraba por el fallecimiento de una actriz que consiguió su primera nominación al Goya por su interpretación en “Pieles”, la película de Eduardo Casanova que presentaba precisamente un mundo plagado de tonalidades rosáceas: Itziar Castro.

Itziar Castro decidió convertirse en la vida en real en la Barbie profesiones y es que la actuación es lo parecido a jugar eternamente, a ser otro. Mientras en Barbieland podías ser quien quisieras, desde una muñeca doctora trans a presidenta de un mundo imaginario sin importar el color de tu piel, cuando la Barbie encarnada por Margot Robbie llegaba al mundo real se da cuenta de que toda esa lucha por romper roles de género no había servido para nada.

En el mundo real no importa lo buena actriz o profesional que seas, a veces ni siquiera ser buena persona, pues el odio y en este caso la gordobofia tienen más peso (maldito juego de palabras).

Itziar Castro era gorda, sí, pero era muchas cosas más. Era amiga, hermana, hija, confidente, bailarina, escritora, amable, pelirroja… y un largo etcétera, donde la palabra gorda solo es un adjetivo más, que es usado como insulto en la sociedad actual.

No importa como hayas sido en vida, pues parece que al morir todos somos santos y todo se perdona, menos la gordura. Con la muerte de la actriz, las redes estallaron y reafirmaron la profecía autocumplida: Ha muerto por gorda.

La actriz hacía suyo el lema de Karol G “La bichota” cuando dijo: «Yo sé que recibiría más odio si no me mostrará como “furra” empoderada» y es que siempre se tomaba los ataques en redes con humor, para desconcertarles, hacerles rabiar.

Sin embargo, no puedo imaginar como era estar en su piel. Ni después de fallecer, la actriz conseguía quitarse el sambenito de gorda, con todas sus letras, como insulto.

Así que, volviendo al inicio de mi discurso, como Barbie estereotípica, no puedo dejar de recordar precisamente el soliloquio emocionante de América Ferrara que me hizo ponerme en pie y aplaudir en una sala de cine vestida de rosa:

Y es que, a veces, es literalmente imposible ser mujer, ni siquiera después de muerta.

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